El término "ictus" (del latín "ictus": "golpe") incluye un grupo de enfermedades neurológicas producidas por un trastorno brusco de la circulación sanguínea cerebral que altera la función de una zona del cerebro. En España, el ictus es la segunda causa de muerte, y afecta a 120.000-130.000 personas cada año. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que, en los próximos años, estas cifras se elevarán en todo el mundo.
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Dado que el ictus puede desencadenar secuelas importantes, es esencial su diagnóstico precoz, que comienza por reconocer sus síntomas:
- pérdida de fuerza repentina en la cara, brazo o/y pierna de un lado del cuerpo.
- altreación repentina de la sensibilidad ("acorchamiento" u "hormigueo") de la cara, brazo o/y pierna de un lado del cuerpo.
- pérdida súbita de visión, total o parcial, de un ojo o de ambos.
- alteración repentina del habla, con dificultad para expresarse o/y ser entendido.
- dolor de cabeza súbito, de gran intensidad.
- sensación de vértigo que aparece con alguno de los síntomas anteriores.
La detección de estos síntomas requiere solicitar atención médica inmediata pues, en caso de ictus, la rapidez de la atención condiciona la presencia o ausencia de discapacidad posterior. Se trata de una emergencia médica que requiere, por tanto, la máxima atención.