Los cursos de soporte
vital básico (SVB) y soporte vital cardiaco avanzado (SVCA) se han venido dando
en Costa Rica desde hace muchos años. Sería difícil contarles como surgieron acá, porque son previos a mis estudios de Medicina, así que
les contaré sobre mi etapa contemporánea. Sí les diré, sin embargo, que los cursos eran
brindados tanto por entidades estatales, como el Centro de Desarrollo Estratégico e Información en Salud y Seguridad Social -CENDEISSS- de la Caja Costarricense del Seguro Social -CCSS-, como por al menos dos centros fundados con recursos particulares.
La
primera vez que tomé el curso básico como alumno fue al terminar la carrera
de Medicina, hacia el año 2000 y, tres años más tarde, como médico general, lo
complementé con el curso avanzado. Como
empleado de la CCSS, el CENDEISSS nos brindaba los cursos sin coste. Eran cursos muy distintos a los actuales, donde se cumplían los objetivos propuestos por la AHA pero privaba lo que el
instructor quisiera enseñar. Así, el curso
avanzado incluía un taller de arritmias, uno de manejo de la vía aérea y uno de
fármacos en reanimación.
El
programa que ofrecía el estado (la CCSS) por medio del CENDEISS dejó de brindar
los cursos a sus empleados poco tiempo después de que yo los tomé, dejando un
vacío en este sentido y quedando los centros privados como únicos proveedores.
El primer año en que finalicé el posgrado (2006), fui seleccionado, junto a otros dos especialistas en
medicina de emergencias y a un terapeuta respiratorio, para reactivar este
programa, que buscaba capacitar nuevamente al personal de clínicas y hospitales de
la CCSS en los cursos de SVB y SVCA. Como
los cuatro trabajábamos en la institución, nos propusieron enviarnos al extranjero para formarnos
como instructores, con todos los gastos pagados, y con el compromiso de
que, al volver, estaríamos ligados por dos años a impartir los cursos en el
CENDEISSS. Así, viajamos en el 2006 a
Bogotá, Colombia, para participar en una Jornada de Capacitación de Instructores de la AHA para
América Latina. Ahí llevamos el curso y completamos
los requisitos estipulados para formarnos como instructores.
De
vuelta al país, impartimos dos cursos al mes, entre los 4 instructores formados, del 2006 al 2008. El convenio con la CCSS era
que, sin que mediara un pago adicional por ellos, se impartieran los cursos
durante el horario laboral usual. Éstos
eran dirigidos exclusivamente a otros trabajadores de la institución, entre los
que estaban médicos generales, especialistas, enfermeros y terapeutas
respiratorios. Al igual que a nosotros antes, a ellos no se les cobraba por darles los cursos.
En 2008, se realizó una nueva jornada de formación de instructores, ya a nivel local, en el CENDEISSS, para sumar 8 instructores
más. Así, entre los 12 ahora existentes,
continuamos impartiendo los cursos hasta el año 2010. Durante este período se mantuvieron
activos también los centros privados existentes y aparecieron al menos
dos más en escena.
El programa estatal de formación se suspendió por varias razones; pero, principalmente, se debió a que al ser la institución proveedora
(el Centro de Entrenamiento) un ente estatal, desde el principio en 2006 hubo
una gran problemática legal y una serie de diferencias de diversa índole para
ponerse en regla con la normativa de la AHA para impartir los cursos según sus
lineamientos. Dicho de otra forma, la
CCSS no le cobraba a sus trabajadores por darles los cursos y se daban de la
forma en que la AHA lo estipulaba, con la excepción de que no le pagaba a la
red de proveedores de la AHA por los materiales para brindarlos. Cada alumno del curso compraba su manual
y no se daba el carnet.
Para
el 2010, con la actualización de las Guías de Reanimación y los cambios en los
cursos de SVB y SVCA, los instructores requeríamos los nuevos materiales para
dar los cursos actualizados. Al no estar legalmente en orden la relación con la AHA, los instructores no podíamos
adquirir los materiales docentes, así que emplazamos al CENDEISSS para que
arreglara esta situación o nos veríamos obligados a dejar de impartirlos. No vimos una forma adecuada para poder
seguirlos brindando que no implicara estar ligados a la AHA. Fue la última vez que impartimos los cursos
en la institución.
Hoy en Costa Rica sólo funcionan 4-5 centros de entrenamiento privados: uno tiene
sede en un hospital, dos en universidades y los demás funcionan en otro tipo de
estructuras. Todos cobran por
impartir los cursos para cubrir los materiales, costos de mantenimiento de los
equipos y del centro, y el resto corresponde al margen de ganancia. Para algunos, el impartir cursos se
ha vuelto una verdadera forma de lucrar, de ganarse la vida. Ninguna de estas entidades tiene como motor
principal el interés social en educar.
Dada
mi formación como emergenciólogo, mi particular interés por la ciencia de la
reanimación y lo apasionante que he encontrado la faceta como docente, siempre
tuve el interés de retomar los cursos. Sin embargo, tanto por ese matiz mercantilista que ha tomado un poco el
brindar aquí los cursos de reanimación como algunas diferencias de criterio que
compartimos muchos especialistas nacionales e internacionales con respecto a
algunos puntos muy específicos de las Guías de la AHA, me he apartado un poco de esta área, sin que esto signifique que haya perdido el interés por
la reanimación.
Ésta es mi visión particular del
estado actual de la enseñanza de la RCP en mi país, que no necesariamente sea
compartida por mis amigos involucrados en la ciencia de la
reanimación. Siendo éste un tema de suma
importancia y muy dinámico, en un país tan pequeño, mi percepción acerca del
tema podría variar en un futuro si se dieran las condiciones para dar a los
cursos un enfoque más académico, más social, más de interés público.
¡Saludos!